“Salió Bolívar de Pamplona, pero no había adelantado mucho en su camino, cuando el 19 de diciembre lo alcanzó un mensajero, anunciándole la muerte del General Anzoátegui, acaecida en Pamplona el día 15. Este triste acontecimiento le sorprendió grandemente, pues acababa de separarse de su valeroso teniente, dejándolo en pleno goce de salud, lleno de noble ambición y halagüeñas esperanzas. Anzoátegui era un valiente y experto soldado, amaba a su patria tanto como aborrecía a España: la gloria militar y el odio a sus contrarios fueron los móviles de su conducta. Pérdida inmensa fue ésta para el Ejército, tan prematura como sensible y difícil de llenar era el vacío que dejaba”.
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